Una cifra que creció tras la pandemia, mientras que sólo el 18% de las personas son "EcoActivos". Un número que se ha reducido. El resto está abierto a los productos ecológicos, pero se disuade fácilmente. Adjuntar afirmaciones que tienen beneficios no tangibles ("reducción de emisiones de carbono") para el comprador conlleva el peligro de llevar a las personas a pensar que están (a) pagando más para que usted, la empresa, sea virtuosa, o (b) comprar algo menos bueno por el mismo precio.
Esto está relacionado con el problema esbozado por Rory Sutherland "que una minoría ruidosa ha acaparado el foco del debate político, pasando de discutir cuál es la mejor manera de resolver los problemas, a demostrar cuánto les importan esos problemas. Esto es contraproducente. Los problemas más complejos generalmente se resuelven de manera indirecta con algunas intervenciones astutas, pequeñas y a menudo contraintuitivas utilizando alguna forma de pensamiento sistémico. Pero aquellos motivados principalmente por la búsqueda de estatus prefieren demostrar su compromiso exigiendo intervenciones que sean directas, costosas y visibles".
Pensemos, por ejemplo, en los ultra-ricos y sus causas; las soluciones que ofrecen son frecuentemente señales de virtud (¿recuerdan a Joaquin Phoenix y su "único esmoquin para la temporada de premios"?), pero están más allá del alcance (o relevancia para) la persona promedio y es poco probable que contribuyan a una reducción seria del problema.
Combine esa desafortunada realidad con la creciente confusión creada por el exceso masivo de (mala) información, la iluminación con gas y las mentiras descaradas y tendrá una receta para la inercia y la toma de decisiones contraproducentes tanto a nivel político como individual.
Con las próximas elecciones estadounidenses, es posible que en los próximos años veamos más temas relacionados con el clima, la biodiversidad y otros aspectos de la sostenibilidad en las noticias de ese país.
El porcentaje de consumidores interesados en opciones ecológicas o sostenibles podría disminuir aún más.
Para las empresas, esto sugiere que seguirá siendo un desafío conseguir algún tipo de prima por la sostenibilidad. Teniendo en cuenta los compromisos existentes, el camino más lógico a seguir es colaborar y garantizar que la sostenibilidad sea realmente un atributo precompetitivo, algo que no se vende al consumidor, pero que obtiene de todos modos, porque hacia ahí es hacia donde se está moviendo la corriente principal.